Hubiera sido poco creíble que alguien pronostique, un año y medio atrás, que la economía de Estados Unidos tendría una inflación interanual por encima del 6%. En los últimos meses de 2019, el presidente de la Fed, Powell, hablaba de una inflación esperable “apenas por encima del 2%”, para cubrir los años en los que los precios se estancaron.
Pero vino la pandemia, y los planes de la Fed se alteraron. Comenzaron los planes de estímulo, y los planes fiscales, estos últimos impulsados por el gobierno de Trump en su hora, y llevados a límites increíbles en el gobierno de Biden, en línea con su idea de conducción.
Todo esto, más lo que se calcula en más de 4 billones de dólares acumulados en los hogares, y que comienzan a ver la luz ahora mismo, con la pandemia parcialmente vencida, redundaron en un 6.2%, que enciende las alarmas de la Fed, que preocupa a los mercados, y que le da un impulso enorme al dólar. Eso sí, nada de esto era imprevisto desde varios meses atrás, salvo, por lo visto, para la propia Fed, que hasta hace poco insistía en un fenómeno transitorio cuando hablaba de inflación.
Los datos de la víspera no harán más que ajustar los hasta ahora bastante laxos criterios del banco central, que deberá acelerar los recortes que tímidamente anunció la semana pasada, y terminar lo antes posible con esa inyección artificial de dinero en el circuito.
La bolsa de Nueva York comienza a tomar nota de las novedades. Los sucesivos máximos históricos de las últimas semanas en los índices principales no anunciaron si no una corrección bajista que por ahora es solo eso, pero que podría convertirse en un cambio de tendencia de un día para otro. Por ahora, la reacción es bastante medida en Wall Street.
En el mercado de divisas el dólar no tuvo dudas. Llegó a nuevos máximos del año ante el euro, la libra esterlina, crece ante el dólar australiano y en Kiwi neocelandés, y le da una lección al dólar canadiense, pese a que el Banco de Canadá, con buen criterio, ya anunció que dejará de lado sus más modestos planes de estímulo antes de fin de año.
Esta vez, ni siquiera el yen seguro le pudo hacer frente al dólar, aunque esto es transitorio. La moneda nipona, al igual que el oro, tienen asegurado un camino alcista en el futuro, sobre todo cuando la bolsa comience a dar signos claros de debilidad.
Precisamente, la onza de oro fue protagonista el miércoles, superando los 1860 dólares, y manteniendo en las primeras horas del jueves una marcada tendencia alcista. La fortaleza de la onza era esperable, y solo le faltaba quebrar la zona de 1835 dólares, la cual superó con pasmosa tranquilidad el miércoles, pese a que se trataba de una resistencia muy clara. El objetivo del metal precioso se sitúa ahora en la zona de 1900 dólares.
El festivo en Estados Unidos por el Veterans Day le pondrá un freno al mercado, que continuará con su habitual actividad el viernes.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College
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