Tal como estaba previsto, la Reserva Federal aumentó el miércoles la tasa de interés, que desde ahora queda en un 4.5%. La medida no sorprendió, como tampoco lo hizo el tono del discurso posterior al anuncio a cargo del presidente de la entidad, Jerome Powell.
El funcionario fue enfático, como lo había sido en sus anteriores presentaciones, al señalar que aún queda un largo camino por recorrer en el combate contra la inflación planteado a inicio de 2022, y que redundó en ocho aumentos consecutivos de tasa de interés, algo que no ocurría de 2006. Claro que hay diferencias: en esa oportunidad, los aumentos fueron del 0.25% en su totalidad, lejos de la agresividad que mostró el banco central el año pasado.
Sin embargo, el aumento mucho menor a los de 2022, (0.75% frente al 0.25% de la víspera), junto con palabras ciertamente tranquilizadoras de Powell, dieron como resultado una caída importante del dólar en prácticamente todos los frentes.
El billete se mostró especialmente débil cuando Powell afirmó que el mercado laboral está muy sólido, haciendo caso omiso a los distintos aumentos de tipos de interés, y al afirmar que los datos de inflación de los últimos tres meses arrojaron cifras satisfactorias.
Entre las monedas principales, el euro llegó a 1.1000 por primera vez desde abril de 2022, cuando caía en forma acelerada ante el agravamiento del entonces reciente conflicto entre Ucrania y Rusia. Esa caída se frenó en un mínimo de 20 años en 0.9530, en octubre pasado.
La libra esterlina, algo más lenta y menos volátil de lo habitual, no pudo siquiera acercarse a 1.2400, nivel que varias semanas atrás había logrado sortear sin problemas. El par EUR/GBP fue protagonista, y lo sigue siendo en las primeras horas del jueves, ante la diferencia de velocidad entre ambas monedas.
Precisamente, este jueves el Banco de Inglaterra primero, y el Banco Central Europeo pocas horas más tarde, darán a conocer sus respectivos anuncios de política monetaria. En ambos casos se espera que se produzcan aumentos del 0.5% en la tasa de interés, con la particularidad de el que BCE aumentaría la misma por primera vez en décadas por encima de los guarismos de la Fed en períodos similares.
De este modo, la tasa del BoE quedaría en el 4%, aún sin un criterio unánime del Comité de Política Monetaria, cuya votación es especialmente seguida por los analistas. Si el criterio fuera unánime, la libra podría tornarse imparable al alza. Es poco probable que esto ocurra, aunque sí podría dar muestras de fortaleza, para acercarse a 1.2500.
El euro, en cambio, parece haber tocado un techo momentáneo. La moneda única creció fuerte con los anuncios de la Fed, y el discurso posterior de su titular, Christine Lagarde, podría ralentizar su ritmo alcista, después de llevar la tasa al 3%, de acuerdo a los pronósticos de estas horas.
El yen vuelve a apreciarse con fuerza, y llegó el miércoles a 128.52. El quiebre de dicho nivel le daría un buen respaldo para apuntar a su mejor precio de 2023 en 128.20.
Finalmente, la onza de oro acompaña el movimiento alcista de las monedas. El metal precioso llegó a 1950 dólares el miércoles, y tiene en 1963 dólares el último bastión de la tendencia bajista medida en gráficos semanales, provenientes de los máximos de 2022. La superación de tal nivel le abrirá rápidamente la puerta a la cota de 2000 dólares.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro
Trader College
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