El oro registró una impresionante subida de más del 70% en 2025, superando con creces la ganancia del 27% registrada en 2024. Este movimiento fue impulsado por una combinación de incertidumbres macroeconómicas que se reforzaron más que por un único desencadenante.
Los principales factores fueron los riesgos geopolíticos, los cambios en la dinámica del crecimiento y la inflación, las expectativas en torno a la trayectoria de los tipos de interés de la Reserva Federal, la debilidad de US dollar y un mayor impulso a la diversificación de las carteras mundiales. A comienzos de 2026, la cuestión central para gold ya no es si persistirá la demanda de activos refugio, sino qué condiciones macroeconómicas intensificarán esa demanda y qué niveles de precios la confirmarán desde una perspectiva técnica.
La incertidumbre geopolítica y económica fue el catalizador más visible de la subida del oro en 2025. Acontecimientos como los aranceles comerciales bajo la administración Trump y los conflictos en curso en Oriente Medio y Ucrania aumentaron la aversión al riesgo y reforzaron el papel del oro como seguro de cartera.
Junto a esto, las expectativas de Recortes de tipos de la Reserva Federal proporcionaron un telón de fondo monetario de apoyo durante todo el año. Un tercer factor importante fue la debilidad del dólar estadounidense. Al caer el índice del dólar aproximadamente un 10% en 2025, el oro se hizo más asequible para los inversores no estadounidenses, impulsando la demanda y añadiendo otra capa de apoyo a los precios.
La creciente demanda de diversificación de carteras también se reveló como un factor más estructural del buen comportamiento del oro. Como los rendimientos de los mercados de renta variable y de renta fija siguieron siendo volátiles y, en ocasiones, decepcionantes, los inversores buscaron cada vez más activos que pudieran reducir la correlación de las carteras.
Este cambio se reflejó en fuertes entradas en productos de inversión en oro. En el tercer trimestre de 2025, las inversiones en oro sólo en fondos de inversión estadounidenses alcanzaron la cifra récord de 26.000 millones de dólares, lo que pone de relieve el creciente papel de la demanda institucional. Al mismo tiempo, las continuas compras de los bancos centrales proporcionaron un apoyo adicional. En conjunto, 2025 reafirmó la posición del oro como refugio seguro y como forma de seguro de cartera.
Escenario de precios más destacados para el oro en 2026
De cara a 2026, es probable que las perspectivas para el oro estén determinadas por un marco de incertidumbre elevada y múltiples escenarios. A medida que los mercados se adentran en el nuevo año, muchos analistas esperan que el oro se mantenga en niveles elevados, con una consolidación en el rango de 4.000 a 4.500 dólares como caso base
Este rango permitiría que la tendencia alcista general continuara sin perder impulso, al tiempo que daría tiempo a los precios para absorber las fuertes subidas registradas en 2025. Las previsiones de caso base de Goldman Sachs, que considera que el oro terminará 2026 cerca de 4.900 $, y Morgan Stanley, que proyecta alrededor de 4.400 $, sugieren que los mercados aún asignan una probabilidad significativa a nuevas subidas.
Al mismo tiempo, una nueva escalada de los riesgos geopolíticos o una desaceleración macroeconómica más profunda podrían empujar los precios más allá de estos niveles.
El marco basado en escenarios del Consejo Mundial del Oro ofrece una forma práctica de evaluar las perspectivas del oro para 2026. Según el escenario de consenso, se espera que los precios se mantengan estables en líneas generales, pero los cambios en las condiciones macroeconómicas podrían llevar al oro rápidamente a un régimen diferente.
Por ejemplo, si el crecimiento mundial se ralentiza y la Reserva Federal recorta los tipos más de lo previsto, el oro podría registrar ganancias adicionales del orden del 5% al 15%. En un entorno más adverso, con una escalada de las tensiones comerciales o nuevos conflictos regionales que obliguen a la Reserva Federal a una flexibilización agresiva, el potencial alcista podría ampliarse hasta el 15% o el 30%.
En cambio, un escenario de reflación presenta un telón de fondo más difícil para el oro. Un mayor crecimiento combinado con una renovada presión inflacionista podría llevar a la Reserva Federal a mantener elevados los tipos de interés, lo que podría fortalecer el dólar y elevar los rendimientos reales. Esta combinación podría provocar una corrección del precio del oro de entre el 5% y el 20%.
En general, es probable que la dirección del oro en 2026 dependa menos del riesgo general y más de cómo la evolución de las condiciones macroeconómicas influya en la respuesta política de la Reserva Federal, como señala el Consejo Mundial del Oro.
Desde una perspectiva macroeconómica, la política monetaria destaca como una de las variables más importantes para el oro en 2026. El enfoque de la Reserva Federal respecto a los recortes de los tipos de interés determinará directamente el coste de oportunidad de mantener oro, lo que convierte a las expectativas políticas en un motor central de la dirección de los precios.
Otro factor clave es el equilibrio entre inflación y crecimiento. Los precios de la energía, la trayectoria de crecimiento de China y las perspectivas de la demanda mundial influirán en la dinámica de la inflación, mientras que el riesgo de recesión frente a un aterrizaje suave determinará el apetito general por el riesgo. La evolución de las divisas también es importante.
Un dólar estadounidense más débil tiende a apoyar los precios del oro, mientras que un dólar más fuerte suele lastrarlos. Al mismo tiempo, las tensiones y los conflictos geopolíticos pueden apoyar al oro a través de dos canales: una mayor demanda de refugio seguro y unas expectativas de inflación al alza impulsadas por los precios de la energía y las materias primas.
Los factores estructurales también siguen siendo importantes. La proporción relativamente baja de oro en las carteras de reserva de las economías en desarrollo sugiere que es probable que las compras de los bancos centrales continúen en 2026. Además, la preocupación por el endeudamiento mundial y la estabilidad a largo plazo de las monedas fiduciarias siguen apuntalando la demanda de oro.
Los niveles récord de deuda mantienen vivo el temor a la erosión del poder adquisitivo, lo que refuerza el papel del oro como reserva de valor. Por último, los flujos de inversión desempeñarán un papel decisivo. Mientras persistan las entradas en ETF y fondos institucionales, es más probable que los retrocesos de los precios se consideren oportunidades de compra que señales de un cambio de tendencia.
Perspectivas técnicas para el oro: ¿En qué niveles puede encontrar apoyo y dónde se fortalecerá?
Si bien los fundamentos establecen el telón de fondo general, el análisis técnico enmarca las perspectivas para 2026 a través de los niveles de precios clave. En el gráfico diario, la tendencia alcista principal se mantiene intacta, con los precios por encima de una línea de tendencia alcista. Al mismo tiempo, el estocástico RSI está girando a la baja desde el territorio de sobrecompra, lo que apunta al riesgo de una pausa o fase correctiva a principios de 2026.
En consecuencia, la atención se centra en los niveles. El mercado tendrá que demostrar dónde encuentran apoyo los retrocesos y qué zonas de resistencia se superan y se mantienen al alza. Estas reacciones ayudarán a determinar si la debilidad de principios de año sigue siendo correctiva o se convierte en un cambio de tendencia más significativo.
En cuanto a la resistencia, la primera zona clave se sitúa entre 4.550 y 4.600 dólares. El borde inferior de este rango actúa como una zona de pivote donde el precio se ha acelerado y retrocedido repetidamente. Sin cierres diarios por encima de esta banda, es difícil sostener que la tendencia alcista pueda continuar sin interrupción. Una ruptura clara y un mantenimiento sostenido por encima de esta zona indicarían que los compradores están recuperando el control.
En ese caso, la siguiente resistencia a vigilar es $4,620, que se alinea con la extensión de Fibonacci 1.618. Si el precio se mantiene por encima de los 4.620 $, la atención se desplaza a la zona de los 5.050 $, correspondiente a la extensión de Fibonacci 2,618. Dada su proximidad al nivel psicológico de 5.000 dólares, es probable que en esta zona aumente la volatilidad y la recogida de beneficios.
En cuanto al soporte, la zona de 4.460 $ representa la primera línea de defensa para 2026. Los retrocesos que se estabilicen en esta zona mantendrían el movimiento dentro de los límites de una corrección saludable. Si este nivel falla, $4,360 se convierte en el siguiente soporte crítico. Una ruptura por debajo de $4.360 sugeriría que la corrección se está profundizando y que el mercado podría buscar un equilibrio inferior.
En ese caso, la zona comprendida entre 4.260 y 4.200 dólares, definida por los retrocesos de Fibonacci de 0,786 y 0,618, se convertiría en la siguiente zona de soporte a vigilar.
Si los precios retroceden hacia esta banda durante 2026, especialmente en un entorno de fortaleza del dólar estadounidense y subida de los tipos de interés reales, es probable que esta zona determine si la tendencia alcista más amplia se mantiene técnicamente intacta. Un movimiento sostenido por debajo de esta zona desplazaría la atención a la última zona de soporte principal en torno a los 4.000-4.100 dólares. Una caída dentro de ese rango aumentaría el riesgo de que la estructura alcista para 2026 se haya debilitado materialmente y que pueda seguir una fase más larga de consolidación.
Con todos estos elementos juntos, el caso base para 2026 es que el oro mantenga niveles elevados mientras cotiza dentro de un amplio rango de 4.000 a 4.500 dólares. Durante los periodos de mayor incertidumbre macroeconómica, una ruptura por encima de la zona de 4.550 a 4.600 dólares podría abrir el camino hacia el objetivo de 5.047 dólares. Por el contrario, en un escenario de reflación o de mayor dureza de la Reserva Federal, un movimiento por debajo de 4.450 dólares podría ampliar la corrección hacia la zona de 4.000 a 4.100 dólares.
En última instancia, la trayectoria del oro en 2026 dependerá de cómo evolucione la interacción entre la política monetaria, los tipos de interés, la inflación, el dólar estadounidense y la geopolítica. Igualmente importante, la propia evolución de los precios guiará la estrategia: si el oro puede superar los niveles de resistencia clave y qué soportes defiende con éxito durante los retrocesos definirá el equilibrio entre consolidación y continuación.
Günay Caymaz/Investing.com
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