Las Minutas de la última reunión de política monetaria de la Fed dejó en claro que el organismo no tiene apuro por recortar la tasa de interés. La misma, que se mantiene en el 4.5% desde varios meses atrás, luce algo alta para una inflación que se ubica lejos del objetivo del 2% del banco central, pero mucho más cerca que el año pasado cuando la tasa se encontraba en el 5.5%, con la inflación superando por mucho el 4%.
Las decisiones de la Fed irritan al presidente Trump, que a diario pugna por la renuncia del presidente del organismo, Sr. Powell. Esta presión contra el funcionario es el principal motivo que lleva al Dólar a caer ante las monedas principales, y a que las noticias que lo favorecen apenas le den algún respiro.
Los mercados suponen que una salida de Powell, antes de tiempo o en el plazo previsto de mayo de 2026, hará que la Fed pierda su tradicional independencia. Se espera que Trump coloque en su lugar a alguna figura afín a su política, que pugna por una tasa de interés de no más del 1%, sin cuidar mucho lo que suceda con la inflación, a la cual el presidente no le presta atención.
Su errática política de aranceles, con idas, vueltas, amenazas, advertencias y postergaciones, ha hecho quedar en el ridículo a su gobierno en varias oportunidades en las últimas semanas.
La nueva fecha límite que impuso Trump para comenzar a cobrar aranceles es el 1 de agosto. El miércoles, su gobierno anunció aranceles para países que no mueven la aguja de la economía global, con una excepción: Brasil. Al país sudamericano le tocará pagar un 50% de aranceles sobre sus exportaciones, por motivos fundamentalmente ideológicos, lo cual demuestra lo vacío de la propuesta de Trump, que inauguró con el pomposo título de “Día de la Liberación” a inicios de abril. Desde allí no logró establecer fechas y tasas de aranceles, y tampoco tranquilizar a los mercados.
Las divisas se mueven al mismo ritmo cansino, con reacciones extrañas, movimientos poco analizables y sin un rumbo claro. Podríamos decir que es un espejo de Trump y su gobierno.
El Euro se ha movido 80 puntos en la semana, contando los máximos y los mínimos. A la baja, la zona de 1.1680 es el nivel a tener en cuenta. Su quiebre podría producir una recuperación más sustentable del dólar, aunque paradójicamente los máximos de la moneda única no están lejos. La superación de 1.1830, su más alto nivel en 4 años, le abriría las puertas para visitar 1.2000, un precio que pone los pelos de punta al Banco Central Europeo. Para muestra, cabe recordar que durante el gobierno de Biden la moneda única chocó una y otra vez contra 1.2000, y los funcionarios del BCE señalaron varias veces que era un precio límite, con intervenciones verbales que lo mantuvieron a raya.
La Libra esterlina, en tanto, se perfila a la baja con un precio de 1.3582 en la sesión asiática del jueves. Su tendencia del gráfico de 4 horas es bajista, con próximos soportes en 1.3460 y, sobre todo, 1.3525, mínimos de la semana hasta el momento.
El Yen, en tanto, sigue sufriendo los embates de Trump contra Japón, país al que castigó con aranceles del 25% desde el 1 de agosto. Cualquier negociación que atenúe tal carga le daría un alivio a la moneda nipona. Por el momento eso no ocurrirá y las resistencias del par USD/JPY se ubican en 146.70 y 147.20, los máximos de la semana.
La onza de Oro opera a 3312 dólares en la sesión asiática del jueves, y tiene en 3333 dólares un punto de apoyo en la línea de tendencia bajista en el gráfico de 4 horas, que guía en esa dirección al metal precioso. El quiebre de la misma cambiaría el opaco destino de la onza, con siguientes resistencias en 3347 y 3367 dólares. Los soportes, en cambio, se encuentran en 3300, 3280 y 3270 dólares.
La agenda del día incluye las peticiones semanales de subsidio por desempleo a las 8:30 del este.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el viernes.
Adrian Aquaro
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