Fracasa la OPA del BBVA. La operación corporativa más mediática del año en el sector bancario español ha llegado a su fin con un resultado inesperado. La oferta pública de adquisición (OPA) hostil que BBVA lanzó sobre Banco Sabadell ha fracasado estrepitosamente tras conseguir únicamente el respaldo del 25,47% de los derechos de voto, muy por debajo del umbral mínimo del 30% que la entidad vasca había establecido para dar validez a la operación.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) confirmó este jueves 16 de octubre el resultado definitivo, adelantándose un día a la fecha prevista inicialmente. Según el regulador, BBVA logró que 1.272.671.801 acciones aceptaran su propuesta, lo que representa el 25,33% de las acciones del Sabadell y el 25,47% de los derechos de voto, excluyendo la autocartera.
Fracasa la OPA del BBVA: Un desenlace muy alejado de las expectativas
El resultado supone un duro revés para el presidente de BBVA, Carlos Torres Vila, quien apenas dos semanas antes se había mostrado «plenamente convencido» de superar el 50% de aceptación. La mayoría de analistas y casas de inversión esperaban que el nivel de aceptación se situara entre el 30% y el 50%, lo que habría obligado al banco vasco a lanzar una segunda OPA en efectivo. Sin embargo, la realidad ha sido mucho más adversa.
La propuesta de BBVA contemplaba un nivel mínimo de aceptación del 50,01%, pero se reservaba la posibilidad de rebajar este umbral hasta el 30% para mantener viva la operación y formular una segunda oferta por el resto del capital. Al quedarse por debajo de esta cifra, la oferta queda automáticamente sin efecto y las aceptaciones presentadas resultan ineficaces con efectos inmediatos.
La resistencia del pequeño accionista
El fracasa de la OPA de BBVA tiene un protagonista indiscutible: el accionista minorista del Sabadell. Los clientes que además son accionistas de la entidad catalana, que representan aproximadamente el 30% del capital social, han rechazado masivamente la propuesta del BBVA. Según datos publicados por el propio Sabadell días antes del cierre, solo el 2,8% de estos inversores aceptó la oferta, lo que equivale a un escaso 1,1% del capital total.
Este rechazo frontal de la base minorista, muchos de ellos vinculados emocionalmente a la entidad catalana, ha resultado decisivo para frustrar los planes de Carlos Torres. El presidente del Sabadell, Josep Oliu, había instado públicamente a estos accionistas a «tirar a la papelera» el impreso de aceptación, argumentando que la oferta infravaloraba el verdadero potencial del banco.
Además del muro minorista, la falta de apoyo de fondos institucionales internacionales y la resistencia de accionistas relevantes como la aseguradora Zurich, que posee el 5% del capital y rechazó la operación, sellaron el destino de la OPA.
Contexto político y empresarial adverso
Desde su anuncio en mayo de 2024, la operación estuvo rodeada de una fuerte oposición política, empresarial y social, especialmente en Cataluña, donde el Sabadell mantiene una profunda implantación y simbolismo económico. El Gobierno español mostró su rechazo a la fusión, llegando a imponer un veto de tres años —ampliable a cinco— a cualquier integración efectiva entre ambas entidades.
Los sindicatos, las principales patronales empresariales catalanas y hasta diferentes formaciones políticas de izquierda y derecha se posicionaron en contra de la operación. El timing elegido por BBVA para lanzar la oferta, justo antes de las elecciones catalanas de mayo de 2024, fue criticado por Oliu como una muestra de «poca sensibilidad» del banco vasco.
BBVA retoma su plan de retribución al accionista
Pocas horas después de conocerse el fracaso, BBVA anunció que retomará «de manera acelerada» su plan de remuneración a los accionistas. Carlos Torres agradeció en un comunicado «a los accionistas de Banco Sabadell que han mostrado su apoyo al proyecto de unión» y aseguró que el banco cuenta con «un equipo comprometido y una hoja de ruta clara para seguir creciendo».
En el corto plazo, BBVA dispone de aproximadamente 13.000 millones de euros para distribuir entre sus accionistas. El banco ha detallado un plan que incluye:
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El 31 de octubre iniciará la recompra de acciones pendiente por un importe cercano a los 1.000 millones de euros.
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El 7 de noviembre pagará el mayor dividendo a cuenta de su historia: 0,32 euros por acción, equivalente a unos 1.800 millones de euros.
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Una vez reciba la autorización del Banco Central Europeo (BCE), pondrá en marcha una «significativa recompra de acciones adicional» debido al exceso de capital acumulado.
Durante el periodo que cubre su plan estratégico 2025-2028, BBVA estima obtener un beneficio atribuido acumulado de aproximadamente 48.000 millones de euros y distribuir 36.000 millones entre sus accionistas.
Victoria del Sabadell y sus consecuencias
El resultado supone un triunfo claro para la dirección del Sabadell, que se había opuesto frontalmente a la propuesta desde el principio, argumentando que infravaloraba el potencial del banco catalán. Tanto Josep Oliu como el consejero delegado, César González-Bueno, habían defendido insistentemente que el Sabadell valía más en solitario que bajo la oferta del BBVA, y los accionistas les han dado la razón.
La ley impide ahora a BBVA volver a intentar una operación similar durante al menos un año. Es la segunda vez en menos de cinco años que BBVA fracasa en su intento de adquirir el Sabadell, tras las negociaciones frustradas que ambas entidades mantuvieron a finales de 2020.
Fracasa la OPA del BBVA: Impacto en los mercados
Los analistas anticipan movimientos significativos en las cotizaciones de ambos bancos. La firma XTB había pronosticado que, en caso de fracaso de la OPA, las acciones de BBVA podrían subir entre un 5% y un 10%, mientras que las del Sabadell caerían en un rango similar al desaparecer la prima de adquisición que había inflado el precio durante los últimos 17 meses.
Sin embargo, el Sabadell podría moderar esas caídas gracias a la imagen de fortaleza, independencia y capacidad de resistencia que ha proyectado durante todo el proceso. El banco catalán ha demostrado un notable apoyo de sus inversores, que valoran su gestión y resultados en solitario.
Un golpe a la reputación de Carlos Torres
El fracaso de la operación representa un duro golpe a la reputación del presidente de BBVA, Carlos Torres Vila, quien había convertido la adquisición del Sabadell en un empeño casi personal. Durante los 17 meses que ha durado el proceso, Torres defendió públicamente la operación ante una oposición sin precedentes, llegando a afirmar hace apenas unas semanas que la aceptación rondaría entre el 60% y el 70%.
Analistas como XTB señalaron antes de conocerse el resultado que la credibilidad de Torres «podría verse dañada» frente a sus accionistas por «la cantidad de recursos destinados para finalmente no tener éxito, además de sus continuas declaraciones del éxito del proceso». El resultado final, con un nivel de aceptación inferior incluso al escenario más pesimista contemplado por el mercado, confirma este vaticinio.
Este desenlace marca un punto de inflexión en la estrategia de consolidación bancaria en España y deja al sector en una situación de indefinición sobre futuras operaciones corporativas. Para el Sabadell, se abre ahora una etapa en la que deberá demostrar que su apuesta por la independencia era la correcta y que puede seguir creando valor para sus accionistas sin necesidad de integrarse en un grupo más grande.
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