La semana tendrá como datos clave las cifras de inflación y ventas minoristas de julio, que se conocerán el martes y el viernes respectivamente. Estos datos pueden terminar de definir las próximas acciones de política monetaria de la Reserva Federal.
En las últimas semanas el poder político ha presionado al presidente del banco central, Jerome Powell, para recortar la tasa a través de distintas declaraciones del presidente Donald Trump y de altos funcionarios del gobierno.
Jerome Powell se muestra inflexible en su postura de mantener una tasa de interés en el 4.5%, amparado en una inflación que se ubica un 50% más alta que el objetivo del banco, que es del 2% anual. Sin embargo, algunos miembros del FOMC ya comenzaron a ceder y varios de ellos hablan de dos o más recortes en 2025.
A ello se agrega la renuncia de la gobernadora del FOMC Adriana Kugler, que dejó el lugar libre para que Stephen Miran, hombre alineado a Trump, ocupe su lugar. Miran debe ser ratificado por el Senado, y su aprobación será una presión adicional en el Comité para recortar la tasa. A la vez, Trump propuso a Christopher Waller como sucesor de Jerome Powell a partir de mayo de 2025. Waller es partidario de tasas de interés bajas.
Pero llegan los informes, que son los que mandan. Y a pesar de las presiones, que están haciendo dudar a los miembros del FOMC, y de ciertos datos que muestran un crecimiento limitado en la economía (flojo dato de empleos, ISM de manufacturas en contracción, ISM de servicios apenas por encima de los 50 puntos), la inflación sigue alta.
La previsión habla de un 3% de incremento de precios interanual a julio en la medición subyacente, que excluye alimentos y energía, y que evalúa la gestión de la Fed. La medición general tampoco alienta medidas extremas: podría haber crecido al 2.8% frente al 2.7% anterior.
En otras palabras, la inflación no baja como se espera, y faltan los efectos de los aranceles, que acaban de entrar en vigencia, y cuando todavía faltan definir algunos acuerdos importantes, como en el caso de China, que es un caso clave. Si no hay acuerdo final, podrían volver los aranceles de tres dígitos, un capítulo oscuro de la joven presidencia de Trump.
En cuanto a las ventas minoristas, podrían mantenerse en las cifras anteriores, sin que se produzcan efectos importantes en los precios. Para entonces, los efectos de los datos de inflación estarán aun frescos.
El Dólar presenta un comportamiento dispar en sus cruces principales, con el Euro apuntando al alza, aunque sin poder superar 1.1725, nivel que debe quebrar para volver a buscar 1.1830, el máximo de 4 años que tocó a inicios de julio. Para el lunes, las zonas de 1.1690, 1.1725 y 1.1760 serán las resistencias, con soportes en 1.1630, 1.1605 y 1.1580.
La Libra esterlina se mantuvo casi sin cambios el viernes, luego de ganar terreno el jueves después del previsible recorte de tipos de interés por parte del Banco de Inglaterra. La moneda británica mantiene una tendencia alcista de corto plazo, con objetivos en 1.3505 y 1.3540, y soportes en 1.3415 y 1.3365.
Respecto al Yen, vuelve a mostrarse débil desde el cierre del viernes en 147.74, y puede visitar, en las primeras horas del lunes, las zonas de 148.15 y 148.75, siendo los soportes 147.30 y 146.80.
En cuanto a la onza de Oro, volvió a superar los 3400 dólares, cerrando la semana cerca de tal nivel. La superación del máximo 3407 dólares le dará un nuevo impulso alcista al metal, para buscar 3420 y 3438 dólares, con soportes en 3378 y 3365 dólares.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
Adrian Aquaro
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