Donald Trump ha golpeado a Iberdrola (IBE:MC) al ordenar la paralización del parque eólico marino Vineyard Wind 1 en Estados Unidos, un activo clave de 806 MW en el que la eléctrica ha invertido unos 2.700 millones de euros.
La decisión forma parte de un giro radical de la nueva Administración Trump contra la eólica marina offshore, que siembra dudas sobre el desarrollo futuro de esta tecnología en la costa este de Estados Unidos y añade ruido regulatorio a la estrategia renovable del grupo español en el país.
¿Qué proyectos de Iberdrola se ven afectados?
En concreto, el Departamento del Interior ha anunciado la suspensión inmediata de los contratos de arrendamiento de todos los proyectos eólicos marinos a gran escala actualmente en construcción en Estados Unidos. La Casa Blanca justifica la medida por “riesgos para la seguridad nacional”, citando la rápida evolución de tecnologías adversarias y las interferencias de radar que provocarían las grandes turbinas situadas cerca de centros de población en la costa Este, tal y como recogen en Expansión.
Entre los proyectos afectados está Vineyard Wind 1, desarrollado por Iberdrola a través de Avangrid frente a las costas de Massachusetts, con 806 MW de capacidad y una inversión de más de 2.700 millones de euros ya comprometida. El parque, que había empezado a operar parcialmente en 2024, era el buque insignia de la eólica marina de Iberdrola en Estados Unidos y una pieza central de su cartera de renovables en el país.
La ofensiva de Trump no se limita a Vineyard Wind 1: la Administración ya había puesto bajo revisión los permisos de los proyectos New England Wind 1 y 2, también en Massachusetts, cuya autorización se concedió bajo el Gobierno de Joe Biden. En total, la revisión y posible bloqueo de estos desarrollos amenaza un paquete inversor de hasta unos 7.000 millones de euros asociado a la eólica marina de Iberdrola en la región de Nueva Inglaterra.
¿Cómo afecta la decisión de Trump?
Pese al varapalo, Estados Unidos sigue siendo un mercado estratégico para Iberdrola, que mantiene un plan de invertir en torno a 16.000 millones de euros en el país hasta 2028, concentrando cerca del 80% del negocio en redes reguladas con menor riesgo político que la eólica marina.
La paralización de Vineyard Wind 1 y la incertidumbre sobre New England Wind refuerzan el giro de la compañía a priorizar redes y negocio regulado frente a grandes apuestas en offshore en jurisdicciones con elevada volatilidad regulatoria como la actual administración Trump en Estados Unidos.
Esta decisión se enmarca en una persecución continua de la eólica marina: la Administración Trump ya había forzado a Ørsted a reconocer fuertes deterioros en proyectos offshore en la costa Este. Junto a Iberdrola, también se han visto afectados parques de Dominion Energy, Equinor (Empire Wind, Sunrise, Revolution Wind) y la propia Ørsted, en lo que supone un golpe sistémico al despliegue de eólica marina en Estados Unidos.
A pesar de la noticia, las acciones de Iberdrola cotizan hoy con una ligera subida del 0,3%. En el acumulado del año, además, Iberdrola sube un 31,5% en Bolsa.
Análisis realizado por los analistas de XTB


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