Hay menor volumen en los mercados por la festividad de Navidad, pero ello no es obstáculo para que los activos principales se muevan frenéticamente.
No faltan razones para que ello ocurra. Si bien el calendario de noticias se ha tornado apático, con informes publicados hasta dos meses después de lo debido, con cifras que ya no interesan puesto que han sido descontadas, y acudiendo a fuentes privadas para suplir lo que los entes oficiales no informan, a lo largo de 2025 apareció, como en su primer mandato, el presidente Trump, para generar una agenda de eventos propia.
En su primer mandato, sin embargo, mantuvo cierta distancia con la Fed en sus primeros años, hasta que el presidente Powell, que él mismo propuso un año después de su asunción, decidió normalizar los mercados, que venían con una tasa en cero durante todo el período de Janet Yellen que, dicho sea de paso, le hizo un guiño a su amigo el presidente Obama. Tanto fue así que apenas ganó Trump en 2016 la Fed aumentó la tasa un 0.25%, dando inicio a una turbulenta relación entre el presidente y el banco central, que aun se mantiene.
En este primer año de su segundo mandato, Trump no dudó a la hora de intentar destituir a Powell en varias oportunidades. La más visible fue el 22 de mayo, cuando debió desmentir lo que había dicho horas antes, pidiendo la renuncia de Powell, y llevando al dólar al subsuelo (y al oro a uno de sus acostumbrados máximos históricos).
Lo que expresó el martes por la tarde, ya en víspera de la Navidad es, al menos, inquietante. Si bien se ha entrometido con la independencia de la Fed varias veces, esta vez dejó en claro que quien no esté de acuerdo con su visión de tener una tasa de interés muy baja a como de lugar no podrá ser presidente del banco.
A la vez le pidió a los mercados que reaccionen positivamente a las buenas noticias, que ciertamente no abundan, con el desempleo en máximos de 8 años (exceptuando 4 meses de 2020 en plena pandemia), y con la inflación que cede a cuentagotas.
El PIB revisado del tercer trimestre sí fue positivo. Pero el Dólar no reaccionó más que un puñado de puntos, y la bolsa de Nueva York apenas se percató. Habrá que avisarles a los operadores que, desde ahora, deben reaccionar en forma más efusiva.
Mientras esto sucede, el Oro no deja de tocar máximos históricos. Cualquier corrección, como la que tuvo lugar el mes pasado, de casi 500 dólares en menos de tres días, se tratará simplemente de eso.
La Plata superó los 70 dólares sin dificultades, y el Platino quebró sus propios máximos históricos, casi triplicando su valor. Pasó de 885 a casi 2300 dólares. La Plata, en un movimiento similar, pasó de 28 a los actuales 72 dólares. El Oro parece débil ante el rally de sus metales más cercanos.
Pero repasando las declaraciones de Trump, es difícil pensar en un escenario distinto. Con su intromisión en la Fed le está dando una estocada mortal al Dólar, al tiempo que los inversores se mueven rápido para buscar alternativas. Los metales parecen serlo, mucho más que otros seudo activos con nombres raros y sin sustento alguno más que la voluntad de jóvenes codiciosos con alto conocimiento de la tecnología, pero sin conocimiento de mercados.
La sesión del miércoles, de horario reducido, no dará lugar a sorpresas. El Euro sigue apuntando algo, y tiene en la mira la zona de 1.1830; la Libra busca 1.3580 y el Yen, castigado por su banco emisor, el gobierno de Japón y los bancos, 154.50.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, feliz Navidad. Nos vemos el viernes.
Adrián Aquaro

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